Dios, la esencia de la inteligencia
En este
fragmento de La esencia del cristianismo, capítulo 3 el filósofo Feuerbach nos
plantea una idea, la cual nos dice que Dios no es el hombre, el hombre es
diferente a Dios.
En este
fragmento, se pueden diferenciar dos grandes párrafos, en cada cual el autor
nos expone distintas ideas.
En el
primer párrafo (1-10), Feuerbach nos proporciona distintas diferencias entre el
hombre y Dios, el cual posiciona como un ser perfecto y al hombre como un ser
imperfecto. También expone que la discordia no es entre Dios y el hombre sino
entre el hombre y su propio ser en cuanto a la oposición.
El
segundo párrafo (11-14), es donde el autor define a Dios como esencia
objetivada de la inteligencia, una esencia pura, perfecta, impecable y divina.
Es por ello que Dios es un ser perfecto. La inteligencia no es lo mismo que el corazón,
la inteligencia ni siente ni padece y por eso no tiene la más mínima debilidad
como ocurre en el corazón. Feuerbach expone que los hombres de pura inteligencia representan y personifican la esencia de la
inteligencia. Estos no presentan sufrimientos ya que en ellos no tiene cabida
las debilidades del corazón. Como bien dice el autor, la inteligencia es un ser
neutral e indiferente que existe en nosotros y solo un hombre con la
inteligencia necesaria es capaz de juzgar y obrar en contradicción con sus sentimientos
más caros.
En conclusión, la idea principal del texto la cual Feuerbach
nos quiere transmitir es que ni Dios es el hombre, ni el hombre es lo que es
Dios. Dios es producto de la imaginación del hombre y no hay más Dios que el
propio hombre.